Gurbo hecho en casa y playmobil eternauta

Escultura de una de las grandes bestias que aparecen en la historieta “El eternauta” y que serían una de las armas más poderosas de los invasores.

Hace más de un mes que terminé esta figura, pero no sé por qué iba posponiendo su publicación. Hace más tiempo todavía que empecé a hacer esta escultura, incluso antes de saber que terminaría siendo un gurbo.

Para empezar lo que en un primer momento iba a ser un lobo, armé una estructura con alambre y telgopor (o poliestireno expandido).

Recubrí todo con porcelana fría, aunque la que conseguí era de muy mala calidad y tuve problemas de secado.

Después compré otra mejor pero de todas formas nada quedaba bien y terminé abandonando el proyecto.

Finalmente y luego de unas cuantas semanas noté que había endurecido notablemente y puesto que ya tenía en mente hacer un gurbo, decidí usar al fallido lobo como base en vez de perder tiempo haciendo una nueva estructura con los riesgos que eso implicaba.

Para la transformación fue necesario decapitar al lobo. Aunque la calidad de la porcelana fría era mala por lo que tardó en secarse más de la cuenta y al hacerlo quedó con un acabado rugoso y amarillento, la dureza obtenida me sorprendió. Necesité usar una sierra y forzarla bastante para poder cortar la cabeza.

Con masilla epoxi de dos componentes (o masilla de artesano) le modelé una cabeza nueva para posteriormente empezar a revestir la estructura.

Además de recubrir el cuerpo con masilla le modelé las patas. Cometí el error de no acortar las patas delanteras que para el lobo hice largas pues iban flexionadas hacia delante buscando estilizar la figura; pero en este caso se supone que es una bestia pesada y robusta.

Después lijé todo para borrar las uniones entre las distintas partes. Aún con las patas algo largas y el cuerpo algo chico, creo que se ve bien.

No tiene muchos detalles, salvo en la parte posterior donde había resaltado algunos músculos, pero no me gustaron y los eliminé cuando lijé, aunque no quedó muy bien la protuberancia de la pierna derecha. Esta falla se hizo más notoria después de pintarlo.

En la historieta los gurbos son negros y su piel es más dura que el acero, por lo que se me ocurrió hacerlo brillante como si se tratase de la piel de un cascarudo (dicho sea de paso, los “cascarudos” también aparecen como personajes en la historia aunque son de menos tamaño que los gurbos y de aspecto insectoide).

Encuentro con el eternauta.

Al eternauta playmobil le hice una modificación en el visor de la máscara. Creo que ahora se parece un poco más al original

Se supone que en la historieta los gurbos son mucho más grandes, capaces de derrumbar edificios de un golpe. A la par del eternauta éste parece más bien un pichón de gurbo.

Pese a su escaso tamaño creo que aparenta ser un enemigo formidable, incluso para el Semejante Semejante.

Junto a mi versión de Ironman 28. Tampoco es tan pequeño en relación a éste. Al frente mi Cobra playmobil roba cámara.

Y ya que hicieron su aparición algunos personajes de procedencia nipona, no podía faltar “El rey de los monstruos” (Elvis no, el otro).

En este caso, el gurbo es más grande que Godzilla, aunque sabemos que eso ese técnicamente imposible.

Más allá de las comparaciones, lo importante es que Mathilde puede domar esta bestia. No, lo importante es que me salió una figura sólida, equilibrada, no muy pesada y estable. Tal vez el color no sea el adecuado por el brillo; incluso me han dicho que se veía mejor antes de pintarla.

Y para finalizar, el encuentro con un monstruo verdadero. Mi tortuga Manuelita (que en realidad es macho) que vive con mi familia hace unos 25 años aproximadamente. No sé cuál sea su edad real, pero espero que dure un tiempo más. Por lo menos hasta que haga una figura que pueda hacerla sentir amenazada. Tras contemplar unos segundos a su oscuro adversario resolvió pasarle por encima como si no estuviera ahí, pero finalmente decidió rodearlo y alejarse sin la menor preocupación.

Por lo menos los perros le prestaron un poco más de atención al Gurbo. Un hueso duro de roer.